Se publica un estudio en el que identifica una proteína crucial para que las células tumorales puedan iniciar la metástasis
Metástasis es una palabra que provoca miedo porque en el 90% de los casos de muerte por cáncer se ha producido este proceso. Pero la mestástasis, por la que unas pocas células se desprenden del tumor y provocan otros en distintas partes del cuerpo, está más cerca de ser comprendida.
Un grupo de investigación ha publicado un estudio en el que identifica una proteína crucial para que las células tumorales puedan iniciar la metástasis. Se llama CD36 y podría mejorar el diagnóstico, revolucionar la terapia y hasta modificar nuestra dieta.
La proteína CD36
Cuando se alimentó a los ratones con una dieta un 15% más rica en grasas, cerca del 80% tenía más metástasis y de mayor tamaño
Encontraron así las células que inician la metástasis. Un hallazgo que, en primer lugar, puede mejorar su diagnóstico. "A mayor nivel de CD36, mayor la probabilidad de que un tumor metastatice. No lo hemos probado en todos los tumores, pero sí en gran parte de los más comunes y en ellos hay una asociación directa entre la presencia de CD36 y un peor pronóstico en pacientes” señala el científico Salvador Aznar.
Pero esto solo era el comienzo. Si CD36 es un transportador de grasas y está presente en varios tumores que metastatizan, ¿podría entonces una dieta rica en grasas provocar más metástasis? En el estudio, ratones inoculados con células tumorales y que siguieron una dieta normal presentaron metástasis en el 30% de los casos. Sin embargo, cuando se les alimentaba con una dieta un 15% más rica en grasas, cerca del 80% de los ratones tenían más metástasis y de mayor tamaño.
El ácido palmítico, un ácido graso presente en una gran variedad de comidas procesadas, demostró ser, con diferencia, el mayor inductor de metástasis
Pero la investigación también ha explorado un posible tratamiento de la metástasis. Puesto que CD36 es un transportador, impedir el paso de ácidos grasos a través del mismo podría bloquear el mecanismo e impedir el desarrollo de ese proceso. Esto se podía conseguir usando unas moléculas llamadas anticuerpos, que se unen con gran especificidad a otras proteínas. “Compramos todos los anticuerpos comerciales de CD36 y vimos que dos de ellos efectivamente son neutralizantes: no solo reconocen la proteína, sino que la bloquean y tienen un efecto antimetastático tremendo”, relata Aznar. En un 20%, la metástasis llegaba a desaparecer por completo. En el resto, se producía una reducción del 80%-90% del número de focos metastáticos, así como de su tamaño. Además, el tratamiento no muestra efectos secundarios intolerables, lo que abre un camino hacia la terapia en humanos.
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El desarrollo de anticuerpos para uso clínico se probarán en ensayos clínicos en humanos y, si el resultado es positivo, podrían estar disponibles en un plazo de 5 a 10 años.
Sin duda, esta investigación puede tener un alto impacto en futuros estudios sobre metástasis.
Fuente original: http://elpais.com/elpais/2016/12/07/ciencia/1481109831_113259.html
Lucas Sanchez
8 dic 2016